Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Enfermo, con calentura y sin voz, ni quería, ni podía ya discutir esta noche. No voy tampoco a discutir ahora, por que no puedo: debiera estar en la cama, y estoy aquí en cumplimiento de mi deber.

Es particular, señores lo que está aquí sucediendo. A un Gobierno revolucionario, a un Gobierno nacido de la revolución, revolución que ha podido tirar una dinastía, se le vienen a hacer cargos en circunstancias tan graves como las que hemos atravesado por si se ha preso o no a un señor que era o no candidato que conspiraba, cuyos manejos conocía perfectamente el gobernador, que poseía las pruebas evidentes de la conspiración. Pues yo le digo al Sr. Castelar que no ha habido necesidad de faltar a la libertad, que no ha habido necesidad de suspender ni por un momento los derechos individuales para llegar al punto en que nos encontramos; pero que si hubiera sido preciso hacer eso y mucho más para reunir las Cortes Constituyentes y para legitimar la revolución, el Ministro de la Gobernación, como Ministro revolucionario, lo hubiera hecho y hubiera saltado por cima de todos los decretos y de todas las leyes que a su paso le hubieran puesto por delante, porque su primer deber era salvar la revolución. Y no digo más por el estado en que me encuentro, que demasiado lo están conociendo los señores Diputados.